¿Cómo funciona el cerebro?

Veamos qué pasa cuando a través de los órganos de los sentidos llega hasta el cerebro una excitación: supongamos que se prende una luz; la imagen luminosa llega al ojo y a través del nervio óptico es llevada hasta la zona de la corteza cerebral correspondiente a la visión. Allí algunas células de la corteza entran en funcionamiento, en actividad. Se forma lo que Pávlov denominó un foco de excitación positiva y nosotros tenemos la imagen del objeto luminoso. Lo mismo podemos decir con respecto a un ruido, un olor, etc. Cada vez que una zona de la corteza es excitada se forma una zona de excitación positiva y a su alrededor, por un proceso normal, fisiológico, se produce una zona de excitación negativa o frenado.

Pongamos un ejemplo para ser más claros. Ustedes están escuchando la clase. Mi voz llega a vuestro oído y por el nervio acústico es llevada hasta vuestro cerebro. Se produee una zona de excitación positiva, actividad de la corteza cerebral, que hace que ustedes me escuchen y a la vez interpreten lo que les digo. A su alrededor se forma una zona de excitación negativa, de "frenado", que hace que otros ruidos, (de la casa, de la calle), no sean percibidos por Uds., no los oigan. Ellos llegan al cerebro en la zona de frenado. Podríamos poner cantidad de estos ejemplos de la vida diaria que hacen comprender mejor. Por ejemplo: a menudo Uds. están escuchando la radio o leyendo un libro. Llega una persona y les habla y ustedes no la sienten. Un sujeto estudiando o concentrado en un trabajo cualquiera, no oye a menudo que le hablan o lo llaman. Está aislado del mundo exterior, prácticamente. Es decir que todas las otras excitaciones le llegan a la corteza cerebral en la zona de "frenado" y no se registran como tales o apenas como una cosa confusa que no puede distinguirse. Este es el mecanismo que nos permite concentrarnos en una actividad determinada. Ahora bien: sí en este mismo momento en que les estoy hablando a ustedes se golpeara fuertemente la puerta, o se produjese en la calle un choque violento con gran estruendo, inmediatamente Uds. dejarían de oír mi voz y escucharían el ruido perturbador.

Es decir, que es necesario que se produzca una excitación más intensa para que borre la excitación producida por mi voz y se registre en vuestro cerebro. Si en el momento de producirse un ruido fuerte, yo hubiera seguido hablando, muchas de Uds. preguntarían luego: "¿qué dijo? me distraje con el ruido". Ahora bien: todos estos excitantes que llegan al cerebro a través de los órganos de los sentidos son los que Pávlov llamó excitantes ex temos. Ellos nos informan de lo que pasa a nuestro alrededor y nos permiten adaptamos a las distintas circunstancias de la vida.

Pero dijimos que nuestro cerebro sabe también lo que pasa en nuestro interior. Del corazón, del estómago, del útero, parten excitaciones que le están informando sobre cuál es su estado funcional. Es claro que nosotros no tenemos permanentemente la noción de ese funcionamiento. Nosotros no percibimos los latidos cardíacos, a pesar de que el corazón se contrae las 24 horas del día; no sentimos las contracciones del estómago y del intestino durante la digestión, a pesar que es necesario que se contraigan para hacer progresar los alimentos. Ninguna de ustedes percibe en este momento las contracciones del útero y el útero se contrae durante todo el embarazo. Eso se debe a que son excitaciones de pequeña intensidad y no llegan a registrar-ge como tales en nuestro cerebro: llegan a la zona de frenado. Pero basta que cualquiera de ustedes tenga un cólico intestinal para percibir perfectamente las contracciones del intestino y reconocerlas como tales. ¿Qué pasa entonces? La contracción normal se hizo patológica, más intensa, pasó la barrera de frenado y ustedes la perciben claramente. No sienten en este momento las contracciones del útero porque son de pequeña intensidad, pero cuando el parto se inicia, adquieren una intensidad mucho mayor y entonces ustedes las van a percibir perfectamente. Todo este conjunto de excitaciones que parten de nuestros órganos y llegan al cerebro constituyen lo que Pávlov llamó: excitantes internos.

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