Preparada:
Con cada contracción: hace relajación muscular y jadea; está tranquila. Resultado: oxigena mejor su sangre y ahorra energías. Llega al período expulsivo con toda lucidez y conservando toda su capacidad de trabajo.
No preparada:
Con cada contracción: pone en tensión todos sus músculos; grita, se desespera. Muchas veces se la tiene caminando durante toda una noche y haciéndola pujar. Resultado: agotamiento físico y nervioso.
Durante el período de expulsión
Sabe diferenciar la sensación de "pujo" de otras sensaciones similares. Por haber aprendido a "pujar", emplea sólo aquellos músculos que rodean el útero: diafragma y músculos de la pared del vientre. Acorta este período del parto.
Percibe una cantidad de sensaciones que no sabe reconocer. No se le enseñó cómo se debe "pujar". Por tanto, realiza un trabajo enorme, en su mayor parte inútil. Prolonga este período del parto.
No sufre.
Esta etapa se trasnsforma en la más agradable del parto.
El sufrimiento es enorme.
El parto se transforma en una tortura.
¿En qué condiciones se halla después del parto la señora preparada? Perfectamente bien: conserva todas sus energías, se repone rápidamente, hecho muy importante porque ahora se iniciará otra etapa que exigirá a la madre nuevos esfuerzos. Al parto sigue la lactancia y un mejor estado físico de la madre repercute sobre la secreción de la leche.
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