Aprovechamos el conocimiento que tenemos de la fisiología de los músculos voluntarios para ponerlos al servicio del parto.
En la primera etapa: haciendo la relajación muscular, ahorrando energías.
En la segunda etapa: haciendo trabajar exclusivamente aquellos músculos que rodean al útero y que tienen una acción directa sobre él. Acortan así este período del parto, lo que al final también significa un ahorro de energías.
Para aprender a hacer la relajación, tenemos dos grandes métodos:
1) Por razonamiento, o sea reconociendo cuándo un músculo está contraído por la realización del esfuerzo.
2) Por la inducción, o sea por anulación de la actividad cortical, fuente de origen y control de la actividad de los músculos.
El primer método es más lento, pero es el que nos interesa porque es por él que vamos a aprender a reconocer el estado de relajación o contracción de un músculo. La práctica de todos los días nos permitirá llegar al parto con un dominio total sobre nuestro aparato muscular.
Nosotros vamos a combinar ambos métodos como forma más rápida de aprender la relajación.
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