Ejemplos

En estos ejemplos vemos cómo la palabra se ha transformado en un excitante doloroso. Veamos un ejemplo de la vida diaria. Es muy común que las madres asusten a sus hijos con el doctor. "Cuando venga el doctor te va a dar una inyección para que te portes bien". Un día ese niño necesita recibir una inyección y basta ver la jeringa o al doctor para que se ponga a gritar de dolor. Se le ha creado, de tanto repetir la amenaza, la sensación dolorosa y el niño sufre ya antes de ser pinchado. Y bien: en la embarazada pasa algo similar. Ni en la escuela, ni en el liceo, ni en su hogar, se le enseña la evolución del ciclo sexual ni el mecanismo de la reproducción del hombre. Aprende al detalle la reproducción de los protozoarios y casi todos los demás animales o plantas. Pero del género humano, nada. La enseñanza de reproducción humana es tabú. Si alguna vez a ustedes le han dicho algo al respecto, seguramente que lo han hecho en una forma velada, "disfrazada", separando en la clase a los varones de las niñas, creando alrededor de este problema una idea misteriosa y vergonzosa, dando a entender que mejor es no hablar de ello. Y es así que las primeras nociones sobre menstruación o embarazo, las recogen ustedes de otras niñas mayores y en una forma incorrecta. Así van aprendiendo, deformado, todo lo relacionado con estos problemas. Llegan al matrimonio sin la menor noción. Cuando sobreviene el embarazo, lo único que saben es que las mujeres deben sufrir para tener a sus hijos. Toda la familia está pendiente de lo que va a pasar en el momento del parto. No hay una educación en relación al parto y a lo que correctamente debe hacerse; pero en cambio, todos se encargan de resaltar, de una forma o de otra, la necesidad del sufrimiento con relatos de hechos más o menos terroríficos. Incluso nosotros los médicos contribuimos durante mucho tiempo a fijar esa noción de dolor relacionada con el parto: cuando la parturienta se interna, lo primero a preguntársele era: "¿desde cuándo tiene dolores?" "¿Son muy fuertes los dolores?" En los libros de Obstetricia, se clasifica la evolución del parto por los dolores: dolores "moscas" del pre—parto; dolores "preparantes" de la primera etapa de la dilatación; dolores "desgarrantes" del período expulsivo. Todo está orientado a fijar la noción del dolor para el parto. Sustituímos la palabra contracción uterina por la palabra dolor, la hacemos sinónima una de otra y al final no hablamos de otra cosa que del "dolor". Es claro que en estas condiciones, cuando llega el momento del parto, la mujer ha de sufrir. Le hemos creado un reflejo condicionado doloroso. Ustedes deben saber que para que el parto se produzca es necesario que el útero se contraiga. El trabajo del músculo uterino es la contracción. El dolor es la consecuencia de la contracción que tironea sobre el cuello para abrirlo y sobre los demás elementos que rodean al útero. La percepción de esta sensación, que se realiza en el cerebro, varía según varios factores.

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